por Juan José Freijo
Ser reconocida como un genio musical antes de cumplir los dieciocho años tiene muchas ventajas, la atención de los medios y causar la gratificante sensación de que estamos ante un prodigio de la naturaleza y la cultura. A esta violinista le ocurrió, con ese Hilary Hahn Plays Bach, que fascinó a expertos y profanos y que abrió la carrera de un sinfín de premios y grabaciones. La otra cara de la moneda es que han pasado veinte años desde entonces y el mundo todavía se sigue acercando a esta mujer como a una joven prodigio. Este es un precio que ella parece pagar gustosa a juzgar por el tono desenfadado y a veces un poco ingenuo de nuestra conversación. Un sorprendente contraste en una gran intérprete de las obras canónicas, que además ha contribuido activamente a ampliar los horizontes del repertorio para violín
Hoy es una fecha especial, acaba de lanzar un nuevo CD, y también una
versión en vinilo. ¿Qué es lo que encontraremos en este nuevo trabajo, en esta
nueva Retrospectiva?
Sí, ¡lo sacamos precisamente ayer! Tiene dos componentes musicalmente
hablando. Uno es mirar hacia el pasado y otro es el presente. Es la primera
recopilación de los últimos 15 años de mi carrera discográfica, desde que tenía
23 años. No es muy común que un artista se implique seleccionando sus propias
piezas grabadas, normalmente son los departamentos de márketing los que se
ocupan. En mi caso, yo misma los he seleccionado, revisando mi discografía
completa y eligiendo las que tenían un peso especial para mí, tratando de que
todas mis grabaciones estuvieran presentes por orden cronológico.
Y luego está el presente. Grabado con una técnica difícil, el
“direct-to-disc pressing”.
Sí, el otro componente es la grabación en vivo. Lo hicimos usando una
técnica que no se usa en la actualidad, que no permite ningún tipo de edición,
y que requiere algo de valor. Lo que suele hacerse hoy en día es elegir
combinar las mejores partes de las actuaciones en vivo, ignorando otras que no
salieron tan bien. Con esta técnica, utilizada para el LP, una vez que lo has
grabado no puedes hacer ningún tipo de revisión. Me encanta porque es una
grabación total y realmente en vivo. Y creo que eso se nota.
Creo que para la portada ha contado con una ayuda especial.
Sí, luego está el aspecto visual. Cuando estaba pensando en la imagen
que utilizaría para la portada no quería una foto del pasado ni tampoco ninguna
actual. Así que decidí explorar el fan art, las creaciones del
público. Lo convoqué en mi página web y en las redes sociales y tuvo muy buena
respuesta. Tanta gente se ha involucrado, me daban sus trabajos incluso después
de los conciertos, algo que les agradezco enormemente.
Como decía, este trabajo cubre 15 años de su carrera, eso es mucho
tiempo. ¿Cómo ha evolucionado su estilo desde entonces? ¿Es algo que notaremos
al escucharlo?
Resulta difícil decirlo, es algo que espero que me digan los oyentes.
Como estoy tan involucrada es difícil tener perspectiva. Le puedo decir que
volviendo escuchar alguna de las interpretaciones ahora, me doy cuenta de que
no estoy de acuerdo con ciertas decisiones que tomé entonces, hace 15 años.
Pero creo que no hay un único patrón, o que no hay una línea clara de
evolución. No soy una artista drásticamente diferente ahora. Quizá haya cosas,
quizá mis tiempos hayan cambiado, pero eso se lo debo más a los artistas con
los que trabajado, a mis colegas que me han aportado tantas ideas. Creo que la
conclusión es más bien que tras todos estos años de carrera, aún soy la misma
persona.
Y si hablamos de revisar una carrera completa, ¿cuál diría usted que es
su obra más emblemática?
Pues no sabría decirle si hay una obra en particular. Me referiré aquí a
lo que la gente más me pide. Está por por ejemplo “Mercy” de Max Richter,
de In 27 Pieces. Siempre me piden que la toque. Sería el
equivalente a un gran éxito de un grupo pop. Luego también está el Concierto
de violín de Schönberg. Es una pieza que se decía que era interesante
para estudiar, pero no para tocar. Me enorgullece decir que, casi como una
misión personal, decidí aprenderla, tocarla y hacerla accesible al público. Y,
por supuesto, algo que ha sido una constante en mi carrera es Bach. Crecí y me
eduqué escuchando a cantantes, porque era una afición de mi padre. Y uno de los
momentos más importantes de mi carrera fue grabar un álbum con cantantes sobre
obras de Bach, por ejemplo con Matthias Goerne. Y también sus concerti.
Sí, definitivamente Bach ha estado muy cercano a mí durante mi carrera.
Si me lo permite, yo siempre la asociaré con una pieza en de Bach en
particular: la Chacona. Al menos para mí, usted es la versión referencia.
Muchas gracias (ríe complacida). Sí, esa es una buena elección. La pieza
es magnífica, independientemente de quien la toque. La grabé en el primer
álbum, y me ha acompañado desde entonces.
Cambiando de tema, me gustaría ahora charlar sobre un tema de
actualidad. La música clásica parece que está dominada por hombres. Usted es
una mujer y empezó muy pronto, muy joven. ¿Cómo ha vivido personalmente esto?
El violín quizá sea una cierta excepción, pero este es un mundo en el que
aunque algunas mujeres tienen éxito, no es la regla general.
Creo que se tiene que mirar más de cerca las diferentes categorías de la
música. Efectivamente, si tocas el violín hay muchas mujeres lo ya hacen. Es un
entorno más abierto, no como los metales o los contrabajos. Luego están los
compositores. Hay muchas mujeres componiendo, pero desgraciadamente la atención
va siempre a los hombres, debemos intentar que tengan el reconocimiento que
merecen. Recuerdo llevarme un chasco en una ocasión cuando buscaba una lista de
compositores vivos a los que quería escuchar y… ¡solo dos eran mujeres en una
lista muy larga! Luego busqué una lista de las mujeres compositores vivas, y
había por lo menos 30. ¿Dónde están las otras 28? ¿Por qué no estaban en esa
lista? Creo que habría que hacer un esfuerzo por reconocerlas, hacerlas más
visibles y de esa manera comenzar a romper un círculo que las oculta.
Y luego están los directores…
Creo que aquí lo que pasa es que históricamente todos han sido hombres,
y no hay figuras femeninas de referencia que puedan servir para que las mujeres
tomen este camino. Afortunadamente ya tenemos algunas directoras y eso animará
a otras a que se unan. En todo caso, según mi propia experiencia como violinista,
no puedo generalizar, tu carrera tiene que ver con el trabajo y la práctica
tras el escenario, la relación con tus colegas, en definitiva si el público
quiere volver a escucharte. No sé si es esta es una buena respuesta, pero en mi
caso estoy agradecida de que en el mundo de la música clásica mi trabajo haya
funcionado.
Últimamente estamos asistiendo a un gran número de escándalos sexuales.
Primero en Hollywood, en el mundo del cine y ahora también la música. Uno
podría pensar que en el mundo de la música clásica es algo diferente, más puro,
más elevado. Pero parece que tampoco está a salvo.
Ocurre en todos los lugares, porque esto tiene que ver con las personas.
Y en la música clásica hay personas igualmente. La verdad es que llevaba mucho
tiempo preguntándome cuándo nos golpearía, y sería visible. Y estoy muy
contenta de que por fin haya un espacio para que se pueda hablar de ello. Siempre
que haya personas con poder y otras que no lo tengan tanto pueden ocurrir
abusos y esto pasa mucho en la música clásica. He tenido experiencias
personales en las que puede ser difícil manejar todos esos egos. Además, en
este campo trabajas muy cerca con tus colegas, no hay muchas barreras
psicológicas. No debe haberlas si se está trabajando en un proyecto musical, y
es difícil regular este entorno tan íntimo. Pero en todo caso, estoy encantada
de que haya un espacio ahora para estas historias. Y estoy segura de que nos
encontraremos muchas más en el futuro.
Cambiando de tema otra vez, usted ha colaborado recientemente con uno de
nuestros compositores más importantes, Antón García Abril ¿Cómo surgió esa
colaboración?
Me lo presentó uno de sus amigos íntimos. Me encanta su música, y me
interesaba el hecho de que parecía no venir de ninguna escuela determinada.
Supongo que los musicólogos podrían rebatir esto que digo, pero escuchándole me
interesó mucho su individualidad. Cuando le conocí comprobé la honesta actitud
artística que tiene. Entiende las necesidades del artista y también las
posibilidades del compositor. Por una parte, es como un artista de la vieja
escuela que también es un filósofo y un pensador. Pero también tiene una
actitud muy moderna en lo que se refiere a la relación entre el compositor y el
intérprete. Escribe sus obras, pero luego nos da una libertad tremenda. Así que
le pedí una obra para In 27 Pieces, y ¡él me dio tres! Pensé que
había sido un malentendido y me sentí fatal. Pero me dijo que no me preocupara,
que me había compuesto tres y que podía tocarlas o no.
Luego vinieron las Seis partitas.
Una de esas tres piezas me interesó especialmente. En esa época estaba
obsesionada con la polifonía -aunque suene un poco resabido- y si hablamos de
polifonía en el violín, tenemos que volver a Bach. Él compone de una manera en
la que las voces hacen cosas diferentes, en la polifonía moderna suelen ir en
paralelo y encontrar esa independencia en las voces es muy difícil. Sin
embargo, a Antón le sale de una manera muy natural. Así que le pedí que si
podía escribir seis sonatas o partitas, seis piezas para violín solo. Me costó
convencerle, cada vez que estábamos en la cena le explicaba por qué las quería
y él parecía rechazar la idea, aunque empezó a trabajar en secreto y... un día
me sorprendió con ellas. Desde entonces las he tocado por el mundo, y me parece
una magnífica contribución al repertorio de violín, no hay nada parecido.
Ocupan un espacio que estaba vacío antes, y es muy gratificante pensar que yo
he tenido algo que ver en este importante proyecto
¿Las podremos escuchar grabadas en algún momento?
Desde luego espero que sí, trato de grabar todo lo que encargo. Ahora
mismo estoy con otros proyectos en los que me he involucrado hace ya
tiempo, pero espero hacerlo en el futuro.
Continuemos con la música contemporánea, que usted ha puesto en el
centro de su repertorio. Francamente, para algunos aficionados, las piezas
contemporáneas son algo así como el precio que hay que pagar para escuchar los
clásicos de siempre. ¿Qué podemos hacer para cambiar esto? ¿Cómo podemos hacer
que la música contemporánea atraiga a los aficionados?
Bueno, la gente va a los conciertos por diferentes razones. Puede ser
por el intérprete, por el compositor, por una obra... Así que es difícil
diseñar una solución general que funcione. Pero lo que sí he observado es que
la música contemporánea suele quedarse en los estrenos mundiales y luego se
olvida. Las premieres son solo la punta iceberg. Creo que es
importante continuar luego, repetirlas, para hacer que las audiencias se
familiaricen con ellas, y también para madurar la manera en que se
interpretan. La exposición múltiple es fundamental para eso. Mire usted
lo que pasa en la música pop y en la radio, nos bombardean una y otra vez con
la misma música hasta que pasa a formar parte de nuestras vidas... En un
momento pasan a ser un recordatorio de esa época en que las escuchamos, ya no
se trata de la música sino de las emociones que esa música despertó. La
música tiene que ver con experiencia personal, y no con un elemento general que
signifique lo mismo para todo el mundo
Son obras a veces inaccesibles. ¿Cree que serviría de algo explicarlas
mejor?
Creo que las audiencias disfrutan más cuando no tienen que diseccionar
lo que escuchan, sino solo dejarse llevar. Como oyente a mí me pasa, cuando
dejo de pensar y me dejo llevar. Es importante tener información sobre lo que
estás escuchando, pero es más importante enfocarse en lo que se
siente. Cuando tengo oportunidad, hablo al público y les animo a sentirse
libres para sentir lo que surja, que está bien tanto si les incomoda como si
les encanta. Y es cierto que las cosas nuevas a veces te hacen sentir incómodo,
pero al igual que en el resto de la vida, de lo incómodo... acaban por surgir
las mejores experiencias, las que te enseñan más de ti mismo y del mundo. Es
muy interesante poner al oyente en esa posición de incertidumbre, de no saber
lo que pasará. Sería como ir a una película de la que no tienes ni idea de que
va.
Me gustaría saber algo más de usted, más allá de su faceta musical. Algo
me ha llamado la atención: en sus declaraciones, usted habla muy frecuentemente
de comida, de comida buena y comida sana. ¿Es un modo de vida?
Me encanta cocinar mi propia comida cuando estoy de gira, aunque también
salir a restaurantes. Una de las cosas buenas de ir de gira es que puedes
crear un ambiente nuevo, cada semana y la comida es una buena manera de
lograrlo. Resulta además que tengo una alergia alimentaria, al gluten, por lo
que tengo que tener cuidado con lo que como. Esto al final ha sido una ventaja,
me ha enseñado a pensar mucho y muy bien lo que como... a cuidarlo, y a
disfrutarlo más.
¿Y qué más aficiones tiene aparte de la comida?
Me encanta la creatividad. Sé que es una afirmación muy general, pero
mis hobbies tienen que ver con crear cosas. A veces no son muy buenas,
pero las hago igualmente. Dibujar por ejemplo o manualidades que hago
parra otros; luego no sé si las usan, pero yo disfruto haciéndolas. También
otras artes, la literatura, leer, que me proporciona un entorno muy tranquilo.
O ir a museos, esa parte de la creatividad que tiene que ver con la
expresión. Todo eso me llega, y soy afortunada porque me muevo en un ambiente y
estoy rodeada de una gente que me aporta esa creatividad de muchas maneras
diferentes
Creo que es justo decir que usted es ya parte de la historia de la
música, definitivamente de la historia del violín. Y aunque usted sea una
intérprete todavía joven, si mira al futuro, ¿cuál le gustaría que fuera su
legado? ¿Cómo le gustaría ser recordada?
Más que como un legado, me gustaría expresarlo en otros términos.
Siempre intento hacer las cosas de una manera genuina, de actuar por razones
artísticas. Nunca interpretaría o grabaría algo porque se venda bien si odio
esa obra. Intento siempre mantener un cierto nivel de honestidad en mi trabajo.
Quizá esto nunca llegue a ser un legado deslumbrante, pero requiere mucha
dedicación ser fiel a uno mismo. Para mí, parte de ser artista tiene que ver
con la libertad de ser tú mismo. Conseguir conectar en esa parte nuclear en lo
que haces es muy liberador, a veces da miedo, pero luego es liberador. Te lleva
a lugares que nunca hubieras imaginado, porque nadie más que tú puede guiarte
hasta allí. Me gustaría ayudar a que otra gente tuviera también la oportunidad
de hacerlo.
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