domingo

ENTREPÁGINAS por Juan de Marsilio



CARNAL Y METAFÍSICO

Ha de estarle muy agradecido a su compañera el varón que escriba y publique en un libro* que “la voz de su cuerpo me crea”. Y bien está: a nuestras parejas se les ha concedido el don de crearnos mejores de lo que veníamos siendo en lo previo, tarea que se cumple en las minucias del día a día, y de un modo especial en la intimidad construida noche a noche, cuando lo doble y separado se vuelve ya no una sola piel, sino una sola carne.

Pero es una experiencia que, mediante el misterio de esa breve fusión de lo carnal -de lo carnal, pero no meramente de lo carnal- abre a los partícipes la posibilidad de contemplar y vivir otros horizontes. El poeta Diego Techeira es consciente de este fenómeno -no en vano la tercera sección del poemario se titula “horizonte íntimo”- y convincente a la hora de construir el artificio poético que comunica al lector una genuina vivencia del misterio, de eso que se realiza en lo tangible -“de lo tangible” se titula el primer tramo del libro- pero sugiere siempre un algo más, que maravilla por ser metafísico sin dejar de ser carnal, en el sentido más puro de la palabra. También el amor de entre sábanas deja en las gargantas de los amantes algo muy parecido a aquel “no sé qué” que quedaba balbuciendo San Juan de la Cruz en el “Cántico espiritual”, cumbre de la poesía mística española en el que, siguiendo el precedente del “Cantar…” de Salomón, la unión erótica se vuelve símbolo justo para la unión mística.

No es que Techeira sea creyente y haga de su libro un vehículo para comunicar su fe, estrategia poética ya usada miles de veces, en buena y en mala ley. Es algo más interesante: Techeira es un hombre honesto que pone su oficio poético al servicio de dar cuenta fiel de lo vivido. Y de homenajear a su compañera de intimidad, que no es poco en estos tiempos de machismo agresivo (sobre esto volveré más adelante). Y de expresarnos a todos los que hayamos amado alguna vez.

En virtud de lo planteado en el párrafo precedente, se podría afirmar que en este poemario, que continúa y profundiza las líneas de “Los mitos del movimiento”, el poeta construye, a propósito de lo erótico, una suerte de metafísica del más acá, pues aunque ninguno de los amantes crea en otra vida, en el ritual de unirse intuyen y sienten una trascendencia, y esa vivencia es real, no ficción ni autoengaño. El poema que abre el libro me parece buen ejemplo para ilustrar la idea. “Cada caricia cabe / en un íntimo intervalo / que se promete continuo // la piel/es una fracción / que nos entrega por completo // el tacto / es un sentimiento / que nos instala / en el olvido delo tangible: / recuperamos / un gesto que nos precede / de un cuerpo que no es nuestro: // el que espera por nosotros / más allá de nosotros mismos.”

Para concluir esta invitación a la lectura de un muy buen libro de poesía erótica -y de poesía a secas- quiero referirme al tema de la búsqueda, siempre inconclusa, de unirse con el otro y asumir su otredad (búsqueda siempre inconclusa, pero nunca infructuosa). Otra vez, la explicación del propio autor será mejor que la del reseñista: “Me empino para ser / mujer, pero / no llego. // Mi cuerpo espera. // Ella se recoge / en sí misma, para / alumbrarse hombre.”.


* EN LA MITAD de Diego Techeira. / Solazul ediciones, Montevideo, 2017. 52 págs

1 comentario:

Juan de Marsilio dijo...

Quiero dejar constancia de una errata. en el penúltimo párrafo, donde se lee "de un cuerpo que no es nuestro", debería leerse, "de un cuerpo que es el nuestro".

Mil disculpas al poeta y a los lectores.

Juan de Marsilio

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