domingo

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN (40) - CARLOS CASTANEDA


PRIMERA PARTE  “LAS ENSEÑANZAS”
(Una forma yaqui de conocimiento)

III (10)

Sábado, 8 de abril, 1962

En nuestras conversaciones, don Juan usaba a menudo la frase “hombre de conocimiento”, o se refería a ella, pero nunca explicaba qué quería decir. Inquirí al respecto.

-Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender -dijo -. Un hombre que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en desenredar los secretos del poder y el conocimiento.

-¿Puede cualquiera ser un hombre de conocimiento?

-No, no cualquiera.

-¿Entonces qué debe hacer un hombre para volverse hombre de conocimiento?

-Debe desafiar y vencer a sus cuatro enemigos naturales.

-¿Será un hombre de conocimiento tras derrotar a estos cuatro enemigos?

-Sí. Un hombre puede llamarse hombre de conocimiento sólo si es capaz de vencer a los cuatro.

-Entonces, ¿puede cualquiera que venza a estos enemigos ser un hombre de conocimiento?

-Todo el que los venza se convierte en un hombre de conocimiento.

-¿Pero hay requisitos especiales que un hombre debe cumplir antes de luchar con estos enemigos?

-No hay requisitos. Cualquiera puede tratar de llegar a ser hombre de conocimiento; muy pocos llegan a serlo, pero eso es natural. Los enemigos que un hombre encuentra en el camino para llegar a ser un hombre de conocimiento son de veras formidables, de verdad poderosos; y la mayoría, pues, se pierde.

-¿Qué clase de enemigos son, don Juan?

Se negó a hablar de los enemigos. Dijo que pasaría largo tiempo antes de que el tema tuviera algún sentido para mí. Traté de mantener vivo ese tema, y le pregunté si pensaba que yo podía volverme hombre de conocimiento. Dijo que nadie podía decir eso de seguro. Pero yo insistí en preguntar si había algunas pistas que él pudiera usar para determinar si yo tenía o no oportunidad de convertirme en un hombre de conocimiento. Dijo que dependería de mi batalla contra los cuatro enemigos -de si podía yo vencerlos o salía vencido- pero que era imposible predecir el resultado de esa lucha.

Le pregunté si podía usar brujería o adivinación para ver el desenlace de la batalla. Dijo terminantemente que los resultados de la contienda no podían anticiparse por ningún medio, porque volverse hombre de conocimiento era cosa temporal. Cuando le pedí explicar este punto, replicó:

-Ser hombre de conocimiento no tiene permanencia. Uno no es nunca en realidad un hombre de conocimiento. Más bien, uno se hace hombre de conocimiento por un instante muy corto, después de vencer a los cuatro enemigos naturales.

-Debe usted decirme, don Juan, qué clase de enemigos son.

No respondió. Insistí de nuevo, pero él abandonó el tema y se puso a hablar de otra cosa.

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